Hoy es el día en que
celebramos a Santiago apóstol, a Jacobo, sí, sí, a aquel que se paseó con su
caballo blanco por la batalla de Clavijo, a matamoros, ¡uy, perdón! que ese
nombre no es correcto ahora; a aquel a quien se encomendaban las tropas en Las
Navas al grito de ¡Santiago! ¡Y cierra, España! Y por consiguiente no paramos
de hablar del tema y podemos ver cientos de escritos de este tipo. Pero sobre
todo se habla de esa frase, de ese “grito de guerra” o de ánimo y orden, que
también yo he escrito; del significado de ese "cierra". Y es que con el tiempo, y
la desmilitarización de la vida, el verbo cerrar ha perdido alguna que otra
acepción. Pero vamos, que no voy yo a entrar en eso; investigue el que
desconozca que ya he dicho que hay muchos que lo explican. Sólo digo que tal y
como están los días, quizás sea cosa de que España vaya “cerrando”. Y usen
ustedes aquí la acepción que más les convenga.
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