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viernes, 20 de noviembre de 2015

40 AÑOS Y NADA QUE CONMEMORAR.


Hoy se cumplen 40 años de la muerte de Franco y 79 de la de Durruti o José Antonio y al parecer todos tienen motivos para celebrar o llorar algo. Pues yo, no tengo nada de eso.

Nadie queda vivo que tuviese conocimiento de lo que estaba ocurriendo cuando el anarquista Durruti recibió aquel tiro por defender Madrid o cuando encerrado en Alicante fusilaron a José Antonio por defender la otra idea de Madrid. Y de la de Franco, yo con cierta edad ya, sólo recuerdo que ese día colegios e Institutos estuvieron cerrados.
Moría Franco y como dice Carlos Herrera: “Empezaba otra España que iba a protagonizar un joven rey al que nunca agradeceremos suficientemente su implicación tozuda en la llegada de la democracia”.
 De una admirable manera y habiendo trascurrido menos de 40 años de la mayor de las barbaridades, estando aún presentes muchos de sus protagonistas, los españoles empujados por su joven rey y aún temerosos de las consecuencias, con asombro de propios y extraños, fueron capaces de compartir mesa. Fueron capaces de apartar todo el odio y rencor que aún pudiera perdurar, todas las ideas que chocaban contra las demás, toda la intransigencia y todo el extremismo y lo metieron en una caja en lo más profundo del desván. Rojos y blancos, derechas e izquierdas, proletarios y burgueses, residentes y exiliados, ricos y pobres, a todos consiguió aquel rey hacer sentar a la mesa; y todos trabajaron y cedieron por conseguir la España de la unidad y de las libertades, la de las urnas, la de las leyes que nos amparan y nos dan el derecho a manifestarnos y gritar nuestra opinión. Mi respeto y admiración a todos los que se sentaron a esa imaginaria mesa.
Pues bien, han pasado 40 años y algún imberbe mozalbete rebuscando en el desván se ha encontrado con la caja que guardaron los abuelos y cual la de Pandora  al abrirla ha dejado salir los males trasportando a cuantos la ven, de nuevo al mundo de los rencores. De nuevo se escucha a Durruti gritando que “al capitalismo hay que destruirlo y no discutir con él” o a José Antonio “levantando banderas en lucha enérgica y extrema”; volvemos a escuchar hablar de Guernica y de Paracuellos, de bandos y de generar miedo, de rojos y de fachas, y todo vuelve a tener su origen allí y no escuchamos, sólo culpamos al contrario de todos los males. No sé cómo, pero alguien podría intentar volver a cerrar ese cajón de mierda antes de que nos hagamos daño.

Yo hoy no tengo nada que conmemorar; si acaso “la tozudez del joven rey” al que ahora los imberbes dicen no deberle nada.

3 comentarios:

  1. Si que le debemos muchas cosas: la descristianización de España, el auge del separatismo, la creciente islamización, la promiscuidad de la juventud, la popularidad de las drogas, la pornografía, etc. Está claro que Juan Carlos y los suyos han contribuido a cambiar España.

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  2. Si que le debemos muchas cosas: la descristianización de España, el auge del separatismo, la creciente islamización, la promiscuidad de la juventud, la popularidad de las drogas, la pornografía, etc. Está claro que Juan Carlos y los suyos han contribuido a cambiar España.

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  3. Gusto o no guste, la Transición fue un período de paz y progreso. Hoy creo necesario recuperar el espíritu de ella y corregir los graves problemas que sufrimos.

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