Si no me equivoco, el próximo mes de
diciembre se estrena la película “En el corazón del mar” dirigida por Ron Howard y protagonizada
por Chris Hemsworth; pienso ir a verla, pero
como soy de los que no se esperan a que saquen la película, leí el libro antes
de que llegara.
Voy a
comentar el libro y recomendar su lectura antes de ver la película, al
contrario no tiene gracia. Pero primero y tras haber visto varios anuncios de
lo que llegará a la gran pantalla creo necesario explicar que quizás se pueda
uno hacer una imagen errónea de lo que nos cuenta la obra, al menos la
literaria. Veo en esos “trailers” de cine muchas alusiones a “la verdadera
historia de Moby Dick” y cosas por el estilo que a mi juicio enturbian más que
aclaran la idea de lo que nos vamos a encontrar.
¿Qué relación hay entonces entre la historia de Melville
“Moby Dick” y la de Nathaniel Philbrick? Muy sencillo; Philbrick en su obra,
bastante bien documentada a mi juicio y saltando de vez en cuando entre el
formato de novela y el ensayo periodístico o de investigación, trata de
contarnos la historia del naufragio del ballenero norteamericano Essex a
principios del siglo XIX tras ser embestido por un cachalote y la odisea de
sufrimientos soportada por los miembros de su tripulación hasta su rescate.
Esta historia, la real, fue conocida por Melville unos años después de ocurrir,
de hecho incluso llegó a conocer a alguno de sus protagonistas; y esto le
inspiró para inventar otra en la que un capitán ballenero se obsesionaba por
cazar un cachalote blanco que terminaría hundiéndole.
Ésta no es
un cuento, no es una historia de ficción ni de aventuras, es la historia real
de unos hombres que pasaban años fuera de casa intentando cazar el sustento de
sus familias en la otra parte del mundo y que sin saber muy bien cómo un mal
día se encontraron sobre un bote de ocho metros flotando en medio de la
inmensidad del océano pacífico y donde tuvieron que arreglárselas para tratar
de sobrevivir por espacio de tres meses.
La historia
engancha desde el mismo principio y te obliga a leer un capítulo más. Abundan
los términos náuticos que la decoran y dan realidad a la narración, lo que
gustará a los amantes del mar y de autores tipo Patrick O’Brian sin llegar
creo, a hacer que se pierdan aquellos que sean legos en el mundo de las
jarcias. El autor ha utilizado entre otras, las narraciones escritas en su
momento por los supervivientes como fuente para su obra, de las que a mi
parecer toma un ligero aroma de las novelas de aventuras de aquella época que
ayuda a sumergirte en el relato, a embarcarte junto a los protagonistas en una
de las balleneras y llenarte la piel de sal.
Se lee fácilmente en el fin de semana por lo que aún hay
tiempo antes de ver la “peli” y encontrareis historia, aventura, emoción, pocos
amoríos y sufrimiento hasta pasar los límites de lo humano. En el cine ya
veremos lo que nos dan.
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