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viernes, 27 de noviembre de 2015

El GRAN ESCUDERO DE LA VEGA DEL GENIL


El 2 de Diciembre se cumplen 500 años de la muerte de Gonzalo Fernández de Córdoba o Ferrández o incluso Hernández, que para todos los gustos hay entre los historiadores tanto de ahora como de entonces a la hora de dar nombre a nuestro héroe, aunque lo más lógico habría sido Fernández de Aguilar como también aparece en documentos de la época. Sea como fuere, Gonzalo pasó a la historia como el Gran Capitán debido a sus éxitos militares en la península itálica y no a los de la conquista de Granada, donde si bien tuvo un papel sin duda importante, por su cercanía a los Católicos monarcas, habría quedado oculto en el tiempo si no fuera por lo que vino después y gracias a la intervención de otro héroe que se perdió en las nieblas del olvido.
¿Quién era este otro héroe?, ¿qué hizo por nuestro Capitán? También en esto hay algunas dudas, aunque es fácil entenderlo entre papeles con tanto polvo acumulado. Existen dos versiones de la historia que si bien difieren poco en lo importante, sí lo hacen en algo que estaría bien conocer, el nombre del protagonista; así que nos centraremos en aquello que ambos historiadores o cronistas parecen dar por bueno:
En las escaramuzas producidas durante el asedio a Granada, siendo Gonzalo uno de los capitanes al servicio del rey Fernando, y mientras mantenía combate en la vega del rio Genil contra un grupo de guerreros del reino Nazarí, vio que cabalgaban hacia ellos un gran número de jinetes que reforzarían ese pequeño grupo enemigo contra el que mantenían combate en igualdad. Pasó Gonzalo al otro lado de una acequia y se enfrento a los moros mientras mandó a sus hombres huir diciéndoles: “Gocemos oy señores del error de los enemigos que tan descauillados vienen y seamos capitaneados de vergÿuenza y no de temor, que si comunicamos el ardid, no participemos el huir y nuestra huida bolvamosla en ira y demos vuelta”  Mientras todos giraban sus cabalgaduras y emprendían la huida, Gonzalo vio cómo su caballo herido caía a tierra dejándole indefenso ante las huestes que se acercaban. Fue entonces cuando nuestro héroe desconocido apareció en escena. Un escudero al parecer de nombre Valenzuela para unos pero Íñigo de Mendoza para el cronista Pérez del Pulgar, quien se recrea más en la historia, que al ver la situación en que su capitán se encontraba, saltando a tierra ofreció su caballo a Gonzalo diciendo: “tomad señor este, ca de pie no vos podreys salvar lo que yo sí”.  Galopaba nuestro hidalgo para alcanzar a sus hombres camino del real cuando aún pudo ver cómo el heroico escudero era atacado y muerto sobre la acequia.
Cuentan los cronistas, ambos en este caso, que el bueno de Gonzalo haciendo honor al nombre que más tarde sus hombres le darían, se interesó por conocer quién era aquel que en un acto que no llegaba a comprender, había entregado su vida a cambio de la de su señor y que conociendo que tenía mujer e hijos, se encargo del cuidado de todos ellos por el resto de su vida.

Valenzuela o Íñigo de Mendoza, que lo mismo nos da, escudero en las guerras que pusieron fin al reino de Granada, murió en aquel año de 1.491 en una acequia inundada de las fértiles huertas del valle del Genil con el único fin de permitirnos a todos contar con la figura de “El Gran Capitán” que más tarde vendría. Conmemoremos los 500 años de la muerte de Gonzalo, que sin duda fue un Gran Capitán, pero hagámoslo recordando y agradecidos al “Gran Escudero” sin cuyo acto nada habría que recordar, pues habría pasado a la historia como un hidalgo andaluz que murió en una acequia del Genil.

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