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jueves, 14 de julio de 2016

NO ERA TAN TONTO EL CONDE

Estaba hace unos días viendo esa caja que a todos a veces nos emboba, cuando en una entrevista a uno de los que ahora llaman intelectuales y en otro tiempo cómicos, y como contestación a una pregunta sobre la época de Los Austrias; el que al parecer también se creía antropólogo e historiador dijo, que en aquellos siglos era facilísimo engañar a la gente, que tratar con ellos era como hacerlo con niños y por consiguiente fáciles de dominar. Parece ser que ahora está de moda pensar que los de antes, los que nos precedieron en aquello de pasear por el valle, eran más tontos o no sabían hacer las cosas; nosotros todo lo habríamos hecho mejor. No entraré a discutir esto, no merece la pena. Lo que si haré es narrar una historia que me vino a la mente en aquel momento.


Allá por los primeros años del siglo XVII vivía don Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana personaje famoso en la Corte, Correo Mayor del Rey, gran poeta poco conocido por coincidir en su tiempo con Góngora, Quevedo, y otros muchos que oscurecieron su figura en ese campo; y tremendamente aficionado al juego, a la fiesta, y a las mujeres, quienes al parecer no se le resistían. —Sí, ya existían “vivillos” por aquella época— Cuentan de él numerosas anécdotas sobre sus supuestos amoríos con la Reina y sus juegos de palabras e indiscreciones en público. Pero no son éstas, que pueden encontrarse en cualquier parte, que recomiendo conocer y que no contaré por no alargarme, las que nos interesan sobre nuestro personaje; sino otra que seguramente un fraile trató de ocultar y por ello es casi desconocida.

Dicen que una buena mañana cuando el Conde se dirigía hacia la Villa y Corte, encontrándose ya en los arrabales y al pasar junto a la Iglesia de Nuestra Señora de Atocha, decidió entrar, —seguramente en penitencia por sus excesos pasados o por los que pensaba cometer— y al hacerlo encontró a uno de los frailes que junto a la puerta pedía limosna con un pequeño cestillo. Echó mano don Juan a su bolsa y tomando una moneda de oro la dejó caer en el tabaque. El dominico se lo agradeció diciendo: “¡Ah! señor habéis sacado un alma del Purgatorio”. —El de Villamediana que ya seguía su camino hacia el interior del templo, dio media vuelta y puso otra moneda.  “Ya librasteis a otra infeliz alma de sus penas”, —dijo el reverendo. Y así sucesivamente, una tras otra, entregó seis monedas de oro el Conde al cestillo del fraile mientras a la caída de cada una éste añadía: “¡Otra infeliz alma sale del purgatorio!” “¿Me lo aseguráis?”, dijo don Juan. “¡Oh! Señor, —respondió sin vacilación el fraile—, puedo aseguraros que ya están esas seis almas en el cielo.” “Pues devolvedme las monedas —añadió el Conde, al tiempo que las cogía del cesto—, que de nada pueden ya servir, porque si las almas entraron ya en el cielo es muy seguro que no han de volver a purgar.”


Creo sin duda, digna de conocer la historia de nuestro Conde quien murió asesinado quedando todo ello envuelto en el misterio. Fue como ya dije poeta, jugador, amante y loco pendenciero, pero de lo que estoy seguro, sobre todo, es de que no fue un tonto ni se le podía engañar como a un niño a pesar de haber vivido hace muchos años; o al menos, aquel dominico de Atocha no supo cómo hacerlo.

Romance escrito por Antonio Hurtado de Mendoza a la muerte del Conde de Villamediana:

Ya sabéis que era Don Juan
dado al juego y los placeres;
amábanle las mujeres
por discreto y por galán.
Valiente como Roldán
y más mordaz que valiente...
más pulido que Medoro
y en el vestir sin segundo,
causaban asombro al mundo
sus trajes bordados de oro...
Muy diestro en rejonear,
muy amigo de reñir,
muy ganoso de servir,
muy desprendido en el dar.
Tal fama llegó a alcanzar
en toda la Corte entera,
que no hubo dentro ni fuera
grande que le contrastara,
mujer que no le adorara,
hombre que no le temiera

2 comentarios:

  1. No tengo a la vista la obra de Hurtado de Mendoza... pero los versos reproducidos en el blog se hallan en el romance "Muerte de Villamediana" incluido en "Madrid dramático" (1870), del poeta cacereño Antonio Hurtado Valhondo (1824-1878), formando parte de una supuesta carta de Adán de la Parra a Quevedo... (¿Orignal de AHV o reproducción por éste de AHM?).

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  2. Mi agradecimiento por su lectura y mis disculpas por no haberle contestado antes.
    En cuanto a la pregunta final: Ignoro el contenido de esa supuesta carta del inquisidor Adán de la Parra a Quevedo. Pero del contenido de las de este último al Abad del Real convento de San Isidoro de León, donde permanecía encarcelado tanto él, como Adán de la Parra, creo que deja claro su desprecio a pesar de que también dice no haberle tratado. Por lo que de existir alguna carta, no creo que se centrase en la remisión de romances sobre un hecho acaecido unos 20 años antes. Pero entre las obras atribuidas a de Mendoza si lo podemos encontrar. J.H.Elliott hizo un estudio "Nueva luz sobre la prisión de Quevedo y Adán de la Parra" del que he oído hablar bien y que confieso no haber leído; quizás ahí encontremos algo más sobre esa "carta".
    Gracias una vez más por su tiempo de lectura.

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